¿VOY A…POR CUANTO ME LLEVA?
La ciudad está plagada de taxis.
Aquí se negocia el precio de la carrera con el conductor antes de subir al
vehiculo
Salimos de casa y nos dirigimos
al centro comecial Albrook mall. Para ello queremos ir en taxi. (desde luego yo no pensaba volver a
España sin haberme montado en uno). Marta nos dijo que más de 3$ no acordáramos
pero a Pepe la ha parecido bien el precio que el muchacho nos dijo por la
ventanilla
-Five!
Nos montamos en los asientos traseros los dos y
empieza la carrera. El interior es viejo y poco cuidado y suena música latina a
lo reggaetón. Nuestro conductor maneja el volante y el móvil con soltura a la
vez que es capaz de seguir el ritmo de la circulación, adelantar y cambiar de
carril. Al salir de Via Argentina y
tomar Via España la circulación se va
saturando y se hace más lento avanzar. Digamos que podemos ir como a
veinte por hora. ¡Estamos en un tranque!
Nuestro conductor saca el
periódico, lo abre por la página de deportes y lo coloca delante del volante,
es decir, el volante ahora es el atril del periódico.¡¡¡ Él maneja con los
pies!!! Y por supuesto también sigue utilizando el móvil que no paraba de
emitir pitidos de mensajes. Y no teniendo bastante, aún le da tiempo de mirar a
las chicas jóvenes y ofrecerles un piropo en forma de pitada corta.
Pepe y yo nos miramos abriendo
mucho los ojos, asombradísimos. Aún así no me sentí para nada insegura en éste
taxi. Cuando bajamos Pepe si me dijo que venía acojonado pensando la hostia que
nos íbamos a dar.
Así ha sido nuestra carrera hasta
el centro comercial.
Esta tarde hemos ido al casco
viejo para verlo con detenimiento. En taxi.
Salimos de la casa sobre las 4,
hacia sol pero se oían los truenos anunciando la lluvia que caería después.
En vía España vamos pendientes de
los taxis que pasan. Hago una señal con la mano a uno pero me dice que hay una
persona más adelante esperándole. Caminamos despacito y con siguiente que para tengo
la siguiente conversación:
-¿Por cuánto nos lleva al casco
viejo?
-Miamol, los dos por 10$!
- Ah no, otras veces que hemos ido, nos han
llevado por 6$
-Mihija, mira el tranque que hay… allá no voy por menos!
-Entonces nada, adiós!
El siguiente taxi nos lleva por
5$ y lo cogemos. Siguen los truenos pero el cielo está azul con nubes blancas
(no lo entiendo pero así es). Pregunto al conductor que si él cree que lloverá
y me contesta que no solo lloverá sino
que lo hará bien duro. Efectivamente al poco empiezan a caer algunas gotas, el
cielo ya está gris y llueve.
En una de las calles por las que
pasamos, nuestro conductor divisa a una señora que está en la acera esperando con su paragüas abierto. Se acerca,
para, baja la ventanilla y le dice que va al casco viejo pero que luego puede
llevarla donde diga. Tratan el asunto y la señora se monta en el asiento delantero
dando las buenas tardes. Ésta saco su móvil ( el celular, aquí )y comenzó a
hablar con un tal Rogelio.
Entrando en la Av. Balboa (cuatro
vías para cada sentido pero cada dos hay medianas con césped y palmeras). Hay bastante
tráfico y los cambios de carril, pitadas y suaves frenazos son continuos.
Delante de nosotros va un 4x4 que decide cambiar a los carriles de nuestra
izquierda saltando por la mediana porque parecía que avanzaban más rápidamente.
Nuestro conductor pensó que podía hacer lo mismo pero una rueda trasera
patinaba por lo que tuvo que retroceder de la mediana al carril por el que íbamos.
La señora seguía hablando por el móvil. Todo ésto con extrema normalidad.
Nosotros volvimos a mirarnos con
los ojos muy abiertos, asombradísimos. Aún así no me sentí insegura en éste
segundo taxi.
En la Plaza de la Independencia
en el casco viejo, di los 5$ al conductor mientras la señora seguía hablando por el móvil.
Continuara…
No hay comentarios:
Publicar un comentario