LAS GENTES DE PANAMÁ
La gente de panamá es, sin duda, acogedora. En estos dieciocho días nos han tratado muy bien siempre: cuando nos
hemos perdido (todos los días) y hemos preguntado; algunos hasta han llamado
por teléfono a terceros si no sabían el lugar que buscábamos. En el súper, los seguratas del bloque de Marta, que veinte veces que pases, veinte
veces que te saludan.
Cuando en algún lugar decíamos que éramos españoles enseguida preguntaban
-¿Del Real o del Barça?
Pero la mejor representación de la gente, son algunas de las amigas de Marta que he conocido: Regina,
Katherine, Alejandra y Xochilth. La
conversación con ellas trascurre entre risas.
Son simpáticas, educadas, cariñosas, graciosas… vamos que no se les
puede poner un pero.
Regina es muy servicial y un google humano. Si quieres saber algo o
necesitas algo, Regina lo sabe y/o te lo consigue. Me ha regalado una huaca que
me va a traer suerte sin duda. ¡GRACIAS!
Alejandra es la más joven y es muy ingeniosa con las palabras. Tiene un
gran sentido del humor irónico ¡genial!
Katherine es… como muy
responsable, perfeccionista…y se ríe a carcajadas con unas ganas ¡que ya
quisiera yo!
Y como ya he dicho hace las arepas ¡de muerte!
Y Xochilth es la más soñadora y romántica. ¡¡Ya verás cómo te llega tu
Cristian Grey!!
El primer domingo que pasamos allí
Pepe hizo una paella para recibirlas
y luego, por la tarde hicieron el gran esfuerzo (porque ellas no pasean,
como en general en Panamá) de llevarnos a la calzada de amador a “parquear” un
ratito. Ésta zona es una larga avenida
que construida de forma artificial y que conecta
la parte del continente con cuatro islas del pacifico. Fue levantado por los americanos, con
rocas y tierra que extrajeron del mar
para la construcción del canal. Allí es el causeway.
Nosotros que pretendíamos recorrerlo a pie o en bici, lo haríamos en coche, una
noche que Marta nos invitó a cenar, al final del causeway frente al mar.
No contentas con el recibimiento, después nos llevaron al Trump Ocean Club International Hotel & Tower, o sea, al
hotel Trump a tomar una cervecita o un coctel, como la gente
superrrrrr pija, o gente yeyé (se dice así en panamá) y con unas vistas
magnificas de la bahía y de la ciudad.
¡¡ummmm que bien
viven los ricos!!
¡¡GRACIASSSSS!!
El siguiente miércoles
por la noche, fuimos a ver una obra de teatro muy divertida a la que Katherine nos
invitó también. Después pasamos un buen rato en la Taberna veintiuno, entre
cervecitas.
¡¡GRACIASSSSSS!!
Como seguían sin
estar satisfechas, Katherine y Alejandra prepararon una cena a base de jamón,
queso y ¡boquerones en vinagre! Además de las magnificas arepas y jugo de maracuyá
con leche (elixir de dioses)
¡¡GRACIASSSSSS!!
La última noche
salimos a cenar al casco viejo y a “tirar unos pasos” al Habana, un lugar para
bailar ritmos latinos con una orquesta en vivo. El lugar tiene un aire elegante, de los años cuarenta o
cincuenta. Los pasos los tiran los panameños, que hay que ver qué bien se
mueven.
Y allí estaban
ellas a pesar de que al día siguiente trabajaban.
¡Qué ricos los
mojitos! Con su caña de azúcar para mordisquear. Jajaja.
¡¡GRACIASSSS!!
A pesar de la
loca ciudad de Panamá y de estar tan
legos de España ¿puedo yo estar preocupada por cómo estará mi niña allí? No mucho, no.
Continuará…
A Marta la queremos muchisimo!!! Aca la seguiremos cuidando y mimando. Fue un placer haber compartido con ustedes estos dias y los echaremos de menos! Beso enorme y todo mi cariño, Regina
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