RITMOS LATINOS
“Las Tinajas” es
un lugar para cenar comida típica panameña y disfrutar de un especulo en
directo, del folclore tradicional panameño. Y allí que nos plantamos nosotros.
El tamal de
olla, arroz, las carimañolas, la ropa
vieja, el patacón y la yuca frita…
El espectáculo consiste
en varios bailes tradicionales al ritmo de guitarra, tambor y acordeón. Los realizan por parejas (chica y chico) en
los que la chica va vestida con la tradicional pollera y el chico con ropa del
campo y sombrero pintao. Otras danzas son, las de los espectaculares
diablicos sucios. El origen de éstos data
de cuando los cristianos asustaban a los nativos para evangelizarlos.
Es muy entretenido
y el público se deshace en sus sillas bailando también.
Marta decidió
que la última noche que pasáramos allí deberíamos ir a cenar al casco viejo y a
tomar algo al “Habana Panamá”
-Mamá, ¿vamos a
hacernos un blower a la peluquería?
No me atrevía
yo mucho, pero ella me convenció.
En España tengo
un pelo difícil de alisar y que me quede una melena
suelta y con movimiento, y en Panamá tengo un pelo fácil de trabajar (comparado
con los pelos tan recios y/o rizados de allí).
Después de desenredarme
el pelo mojado, el chico que me iba a peinar me dijo:
-¿le hago un
blower hacía arriba?
Y yo le dije
-Pues sí.
¡¡Como trabajaba ese chico el pelo!! No me
pasó ni la plancha. Si aquí, en cada mechón, dan por decir algo…diez o quince pasadas
con el cepillo y secador, éste, en el mismo tiempo daba cincuenta. ¡Qué técnica!
¡Qué mona estaba yo esperando a que terminaran con Marta, leyendo una revista
en el recibidor del salón de belleza!
Ay, pero ése puto
clima de olla hirviendo emitiendo vapor, hizo que al volver a casa de Marta
para arreglarnos, mi pelo ya no tuviera yo ni soltura ni movimiento. Ahora comprendo
todos los tratamientos que se ofrecen allí para el pelo.
El Habana Panamá
es un local con aire de los años
cincuenta, de música latina: salsa, merengue, bachata… Y caro, muy caro. Entrar cuesta diez dólares por cabeza y no
entra ni una solo consumición. Pidieron varias jarras de mojito que estaba. Ummm ¡como
estaba! ¡Sabrosísimo!
Pepe (que es más de
ginebra) desde que lo probó no se olvida del sabor y ya tengo (aquí, en mi
casa) ron blanco, lima, hierbabuena y soda blanca.
Una orquesta en
directo y la gente “tirando pasos” son un deleite para la vista y los oídos.
Continuará…
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