A partir de que Colon descubriera en el mar Caribe la
desembocadura de un rio que llamo Chagres (o rio de los lagartos) se inició una
nueva vía de traslado de riquezas que venían de Perú, hasta la antigua ciudad
de Panamá. Hoy las ruinas de Panamá la vieja.
Se fundó el pueblo de Chagres a
sus orillas, pero hoy está desaparecido
excepto la fortaleza llamada San Lorenzo. Construido en lo alto de un arrecife
se divisa la entrada al rio. El pirata
Joseph Bradley bajo el mando de Henry
Morgan atacó el fuerte por tierra como primera medida para llegar a Panama la vieja y saquearla.
El fuerte son sus ruinas en un
lugar de inmejorable belleza y calma.
En los tiempos en que el canal
era controlado por los americanos se construyó una zona militar, el Fuerte
Sherman, en el que los militares contaban con todo lo necesario para no tener
que acercarse a Panamá para nada. Hay que atravesarlo para llegar a San
Lorenzo. Hoy está completamente deshabitado y en ruinas, casi invadido por la
vegetación. Solo sigue funcionando el puerto que hoy es deportivo y tiene un
restaurante para comer.
Cuando llegamos a San Lorenzo, no había nadie visitándolo y
creo que cinco buitres que estaban volando en círculo, como de costumbre en lo
alto del cielo, se frotaron las alas pensando que ya estábamos casi moribundos
porque se acercaron sobrevolándonos a escasos metros. Al poco llegó una familia y después unos fotógrafos que
empezaron un reportaje con una muchacha.
Ya no bajaron tanto su vuelo los buitres.
Si no fuera por el calor el lugar
invita a la contemplación del mar a echar un día de campo entre sus enormes
árboles que proporcionan grandes sombras… pero aquí nada de eso es posible.
A la vuelta paramos a picar algo en su puerto
deportivo. Yo tomé un liado de pollo y una cerveza. Ese liado de pollo es una
torta de trigo con lechuga, tomate y tiras de pollo asado con una salsita
riquísima. Esto lo tengo que hacer en Granada aunque la salsita no la consiga
igual. Nos atendió una dulce muchacha que nos pidió dulcemente “permisito” para
limpiarnos la mesa y al preguntarle por las ruinas de Portobelo me indicó también
muy dulcemente que estaban “antesito” al pueblo.
Un señor en la mesa de al lado
que debió escucharnos inició una una conversación
parecida a la siguiente en esencia
Señor: buenas, andan de paso?
Nosotros: si, nos hemos acercado
hasta el fuerte de san Lorenzo y ahora vamos para Portobello.
Señor: Ah yo no conozco Portobelo, dicen que
es bonito.
Señor: ¿cuál es su barco?
Nosotros: No tenemos barco, vamos en coche…en
carro
Señor: ¿Como?... Yo pensé que tenían barco…aquí todos
los que estamos tenemos barco.
Nosotros. (Yo, copiando a
Alberti): Nosotros somos marineros en tierra
Señor: Pues yo cuando me jubilé me compre el barco. Ha
sido estupendo. He estado en Perú,
Miami, ahora aquí poniéndolo a punto para marchar a navegar. ¿Y son de Panamá?
Nosotros: No, somos de
España…estamos visitando a nuestra hija que vive en ciudad de panamá y mientras
ella trabaja hacemos turismo… por tierra
Señor: ah, muy bien pues. Que su estancia sea
buena por acá
Nosotros:
Gracias que usted tenga buenas travesías
Pepe empezó a hacer cálculos del tiempo en que íbamos a echar para llegar a
las ruinas de Portobelo y de parar por alguna playa a bañarnos. Ya le entró el
agobió de que no quería conducir de noche así que con tranquilidad y con luz
llegamos a Panamá antes de las seis.
Ciudad del saber es una fundación en zona de más
de 200 edificios de lo que fue otra de las bases militares americanas en Panamá.
La base militar de Clayton. La fundación
dedicada al desarrollo empresarial, cultural, científico,
humano y sostenible. Hay toda una serie de conciertos de nivel internacional,
de carácter gratuito. A las nueve
disfrutamos de un magnifico concierto de Jazz mientras Marta nos esperaba con
el grupo de españoles que todos los jueves se juntan para cenar o tomar algo.
En este caso era en la casa de Edu. Sus padres también estaban de visita.
Cenamos vino español, embutidos y
carne en la barbacoa. Un grupo muy divertido del que faltaba gente porque
algunos ya regresaron a España o porque no pudieron asistir. Hablamos de
mosquitos, del calor, de los sitios bonitos y de lo no bonito de Panamá. Una
agradable velada.
Gracias por acogernos
Continuará…
jajaja me ha encantado la conversación con el señor del barco
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