martes, 29 de septiembre de 2015

BOCAS DEL TORO

5. ISLA CARENERO Y DESPEDIDA CON SABOR AMARGO


Me despertaba habitualmente alrededor de las cinco. En esta isla me iba al porche y encendía el ordenador aunque escribía poco porque enseguida me despistaba con cualquier bicho, las plantas o con nada... solo viendo como se iba aclarando la mañana. A las seis menos cuarto ya había bastante luz.
Sobre las nueve Pepe y Marta se levantaron. Teníamos que dejar la casita a las once pero queríamos que Jenny nos permitiera dejar las maletas en la casita hasta las tres o las cuatro que teníamos que estar en el aeropuerto para regresar a Panamá city.
El desayuno fue completito porque queríamos gastar todo lo que se pudiera echar a perder. Lo que no, como unas pastas buenísimas y carísimas que compró Marta en una maravillosa tienda-cafeteria griega en la ciudad, "Athanasiou", podíamos dejarlas allí, y es que Jenny tiene una nota puesta en el frigo que dice más o menos esto "no tires la comida que te sobre, el que venga si puede quererla"
Comimos huevos duros, piña, tostadas de pan de Athanasiou con tomate rallado y jamón, pastas y café con leche.
Me acerque  con Pepe a la casita de Jenny para pagarle y pedirle que nos permitiera dejar las maletas pero ella, a la vez que se lavaba los dientes en su despachito, me dijo que se iba corriendo al médico porque sus niños estaban malitos y tener una cita tan temprano era casi un milagro, que volviéramos más tarde. ¡ay, Jenny si te hubiéramos podido pagar!
Cerramos la casita y nos fuimos a la calle comercial para coger un watertaxi que nos llevo a isla Carenero para pasar la mañana y luego comeríamos allí en un lugar que le habían recomendado a Marta para  tomar langosta, como despedida de estas paradisiacas islas.
Estuvimos solos en la playa, bañándonos, Marta haciendo snorkel con sus gafas, haciendo fotos... Tan solo pasaron, en dirección al embarcadero una pareja de jóvenes estranjeros y en dirección contraria otra pareja de chicos con tablas que luego cruzaron delante de nosotros por el mar, practicando esta nueva modalidad de deporte Stand up Paddle
Empezaron a caer cuatro gotas y cuando salimos del agua pepe preguntó

-¿Dónde está mi bolso?

Mirando a un lado y otro dijimos nosotras

-Estará aquí, debajo de la toalla o del pareo...

- No está aquí. ¿ Dónde está mi bolso?

Ya con algo de tensión dije

- ¿A ver si se quedó en el embarcadero?

Pepe con las manos en la cabeza  preveía que algo malo pasaba y Marta decía

-¡No pasa nada, todo tiene arreglo!

Pepe se fue hacia el embarcadero y a mí me empezó una taquicardia... no podía ni respirar.

En el boso iban nuestros pasaportes, la cartera de Pepe con el dinero para pagar la casita a Jenny, cuarenta y seis dólares que nos quedaban,  la tarjeta de crédito, el móvil, gafas de sol...
Marta, creo que me iba diciendo que no podíamos salir de allí sin pasaportes, que ella iría a la embajada...

-¡¡¡ Mamá ya viene papá, con el bolso!!!

Lo había encontrado cerca del embarcadero entre las palmeras tirado. Habían sacado el dinero de la cartera y cogieron el móvil.
Llovía, nos llovía pero no importaba, la paliza emocional que teníamos era más fuerte y más molesta que la lluvia.  Marta llamó al watertaxista  que nos recogió  en unos minutos.
Aunque comprendíamos  que después de todo habíamos tenido suerte de encontrar el bolso y los pasaportes,  la sensación de que otros vengan y se apoderen de tus cosas es fuerte. Es la impotencia de no poderlo evitar. El móvil es algo más que el aparato electrónico, es casi parte de nuestro cuerpo, en él se encuentra información valiosa, cosas personales, vivencias en formato foto irrecuperables porque Pepe no las tenía en la nube...

Pepe no disfrutó de la deseada langosta y tampoco  disfrutó mucho los días posteriores que nos quedamos en Panamá





Bocas del Toro, maravillosas islas que no olvidaré.
No olvidaré que aquí empecé aprender a montar en bicicleta. No olvidare el sonido de las ranas tan peculiar, No olvidaré que nos robaron. Y no olvidaré que quise comprar la Yelow House dejarme las canas y hacerme rasta;  establecerme ...y montar un negocio

Continuará...

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