miércoles, 30 de septiembre de 2015

BARRIO CHINO

Nuestra última visita antes de regresar de regresar a España es a ésta zona de la ciudad, humilde,  muy cercana al precioso Casco antiguo y que no estoy segura si  pertenecen ambos al Barrio de San Felipe o no.
Tenía muchas ganas de hacer ésta visita y es porque creo que hay que visitar uno de los barrios con esencia de Panamá. El barrio chino 
Fue durante la construcción del ferrocarril  a mediados del siglo XIX cuando llegaron numerosos chinos que se instalaron aquí e iniciaron el comercio en la zona.

El metro nos dejo muy cerca de la Avenida Central donde se ubica el mercado público. La recorrimos tranquila y sudorosamente mientras miramos los numerosos puestos  de fruta, empanadillas, jugos y raspaos, agua de coco...que se suceden unos tras otros. Me hubiera bebido un litro de agua de coco ( que me encanta ) pero no me atreví a comprar porque no era que la vendían en su  pipa, cortada y con su  carrizo (como allí le llaman a lo que nosotros nombramos como pajita), sino que un señor que con un carrito y un bidón de por lo menos veinticinco litros, repartía el liquido con un cucharon en vasos de plástico. No me fié pensando en el tiempo en que llevaría ese agua de coco allí.
En los bajos de los edificios también hay comercios de ropa barata, otros no tan barata, supermercados y tiendas de barrio.
En éstos puestos la verdura y la fruta está considerablemente más barata que en la ciudad y la variedad también es mayor.
Como cada ciudad, Panamá también tiene un lugar emblematico lleno de leyendas. Busqué la calle "Salsipuedes", calle unica, estrecha y llena de minúsculos puestos  donde se vende de todo. Puestos de hierbas, ungüentos sanadores, sombreros panameños, encages y productos de mercería, ropa típica que usan los indígenas, trajes  de pollera,  imágenes de santos y santas, calzado, baratijas, cacharros de cocina...
Del nombre, no hay  unanimidad respecto a por que se llama así. Unos hablan de la peligrosidad de la calle  y que atravesarla podía significar perder la vida a partir del atardecer en tiempos pasados. Otros hablan de la dificultad de pasar con los minúsculos  comercios que se han apilado desde sus orígenes.   Un señor mayor, en la misma calle, me contó que  ninguna de esas versiones es acertada. Me dijo que el verdadero  origen del nombre, está en que hace siglos el mar llegaba hasta allí y en esa zona había manglares. Las ramas de los manglares y raíces hacen que el fondo sea fangoso, de tal manera que cuando el mar se retiraba por la marea era imposible salir por allí al mar.
 Sea como sea el origen del nombre, la calle es pintoresca a más no poder.
De vuelta al metro, en uno de los puestos decidimos comprar ají chombo

- buenas, ¿cómo vende el ají chombo: por unidades, por galones?

-"cuatro, una cua"- entendí yo

- perdona, no te he entendido

-"cuatro, una cua"- volvía a oír yo

- perdón otra vez... es que no te comprendo. Me lo repites?

- "cuatro, una cua"

Una señora de color a su lado dijo

- cuatro por veinticinco centavos.

-¡¡¡¡ Ahhhhhhh, valeeeee, así si lo entiendo!!!!

- Pongame...dieciseis. Un dolar, ¿verdad?

Cuando se lo conté a Marta me dijo

- Mamá te habrá dicho "una cuara" que viene de cuando los americanos estaban aquí y decían "A quarter of dolar"  o "A quarter". De ahí ha derivado a una cuara

-¿una cuara? ¿una cuara? ....


Me vuelvo a ir de éste país sin enterarme... de casi nada




un brindis por los panameñ@s y por los español@s




martes, 29 de septiembre de 2015

PLAYA DE LAS LAJAS. PACIFICO

LAS LIANAS SOPORTAN BASTANTE PESO

BUENOS MOMENTOS

BOCAS DEL TORO

5. ISLA CARENERO Y DESPEDIDA CON SABOR AMARGO


Me despertaba habitualmente alrededor de las cinco. En esta isla me iba al porche y encendía el ordenador aunque escribía poco porque enseguida me despistaba con cualquier bicho, las plantas o con nada... solo viendo como se iba aclarando la mañana. A las seis menos cuarto ya había bastante luz.
Sobre las nueve Pepe y Marta se levantaron. Teníamos que dejar la casita a las once pero queríamos que Jenny nos permitiera dejar las maletas en la casita hasta las tres o las cuatro que teníamos que estar en el aeropuerto para regresar a Panamá city.
El desayuno fue completito porque queríamos gastar todo lo que se pudiera echar a perder. Lo que no, como unas pastas buenísimas y carísimas que compró Marta en una maravillosa tienda-cafeteria griega en la ciudad, "Athanasiou", podíamos dejarlas allí, y es que Jenny tiene una nota puesta en el frigo que dice más o menos esto "no tires la comida que te sobre, el que venga si puede quererla"
Comimos huevos duros, piña, tostadas de pan de Athanasiou con tomate rallado y jamón, pastas y café con leche.
Me acerque  con Pepe a la casita de Jenny para pagarle y pedirle que nos permitiera dejar las maletas pero ella, a la vez que se lavaba los dientes en su despachito, me dijo que se iba corriendo al médico porque sus niños estaban malitos y tener una cita tan temprano era casi un milagro, que volviéramos más tarde. ¡ay, Jenny si te hubiéramos podido pagar!
Cerramos la casita y nos fuimos a la calle comercial para coger un watertaxi que nos llevo a isla Carenero para pasar la mañana y luego comeríamos allí en un lugar que le habían recomendado a Marta para  tomar langosta, como despedida de estas paradisiacas islas.
Estuvimos solos en la playa, bañándonos, Marta haciendo snorkel con sus gafas, haciendo fotos... Tan solo pasaron, en dirección al embarcadero una pareja de jóvenes estranjeros y en dirección contraria otra pareja de chicos con tablas que luego cruzaron delante de nosotros por el mar, practicando esta nueva modalidad de deporte Stand up Paddle
Empezaron a caer cuatro gotas y cuando salimos del agua pepe preguntó

-¿Dónde está mi bolso?

Mirando a un lado y otro dijimos nosotras

-Estará aquí, debajo de la toalla o del pareo...

- No está aquí. ¿ Dónde está mi bolso?

Ya con algo de tensión dije

- ¿A ver si se quedó en el embarcadero?

Pepe con las manos en la cabeza  preveía que algo malo pasaba y Marta decía

-¡No pasa nada, todo tiene arreglo!

Pepe se fue hacia el embarcadero y a mí me empezó una taquicardia... no podía ni respirar.

En el boso iban nuestros pasaportes, la cartera de Pepe con el dinero para pagar la casita a Jenny, cuarenta y seis dólares que nos quedaban,  la tarjeta de crédito, el móvil, gafas de sol...
Marta, creo que me iba diciendo que no podíamos salir de allí sin pasaportes, que ella iría a la embajada...

-¡¡¡ Mamá ya viene papá, con el bolso!!!

Lo había encontrado cerca del embarcadero entre las palmeras tirado. Habían sacado el dinero de la cartera y cogieron el móvil.
Llovía, nos llovía pero no importaba, la paliza emocional que teníamos era más fuerte y más molesta que la lluvia.  Marta llamó al watertaxista  que nos recogió  en unos minutos.
Aunque comprendíamos  que después de todo habíamos tenido suerte de encontrar el bolso y los pasaportes,  la sensación de que otros vengan y se apoderen de tus cosas es fuerte. Es la impotencia de no poderlo evitar. El móvil es algo más que el aparato electrónico, es casi parte de nuestro cuerpo, en él se encuentra información valiosa, cosas personales, vivencias en formato foto irrecuperables porque Pepe no las tenía en la nube...

Pepe no disfrutó de la deseada langosta y tampoco  disfrutó mucho los días posteriores que nos quedamos en Panamá





Bocas del Toro, maravillosas islas que no olvidaré.
No olvidaré que aquí empecé aprender a montar en bicicleta. No olvidare el sonido de las ranas tan peculiar, No olvidaré que nos robaron. Y no olvidaré que quise comprar la Yelow House dejarme las canas y hacerme rasta;  establecerme ...y montar un negocio

Continuará...

lunes, 28 de septiembre de 2015

BOCAS DEL TORO

4. EL PASEO EN BICI EMBESTIDA A LOS CUERPOS DE SEGURIDAD DEL ESTADO DE LA REPUBLICA DE PANAMA

Yo ya tenía ganas de bici otra vez y como teníamos que ir al pueblo a comprar algo para cenar y a buscar un puesto de paletas (polos) caseras, que hace una chica y que le recomendaron a Marta, pues yo ya me creí Alberto Contador y les dije

-pues yo doy una vueltecilla por aquí y voy al pueblo en mi bici

Pepe puso la cara de pensar:
-Como vas a llegar hasta el aparcamiento de bicis? Una cosas es por aquí, en este trozo de calle y otra es llegar a la plaza esquivando personas, taxis, niños, frenar en los cruces...

-Eso mismo estoy pensando, si. Dijo Pepe

-Que siiii, papa que nosotros vamos a su lado y no pasa nada. Dijo Marta

Pues así lo hicimos y lo conseguí, con paradas, con pérdidas de equilibrio, y con un incidente con los cuerpos de seguridad de Bocas
Domingo por la tarde, fiesta del mar, gente para arriba y para abajo en sus bicis, caminando...y yo, que  no sabía (ni sé aún) ir despacio, pierdo el equilibrio más fácilmente que si voy más rápido. En un momento en que varias bicis iban delante nuestra a ritmo lento y en sentido contrario venía la camioneta de la policía nacional patrullando, yo quise pasar delante de esas bicis y me fuí directamente contra la puerta lateral de la camioneta cayendo al suelo. La policía frenó y quedó como a veinte metros de mi.
Cuando yo miré para atrás al levantarme y vi a ese policía negro, alto y cuadrado dándose con la porra palmaditas en la mano y viniendo hacia a mí, ¡que quise morir!. ¡Estos tipos me daban un miedo...!Me veia pasando la noche arrestada y con una multa.
No sé cuantas veces les pedí perdón a éste y a su compañero y tampoco se las veces que les dije que no sabía montar bien y que había perdido el equilibrio. Me dejaron ir y el Alberto Contador que llevaba dentro también me abandonó.
Después de dejar las bicis en el aparcamiento, pasear por la calle central y tomarnos un helado el regreso a la casa lo hice más a pie que en bici y cada vez que veía la camioneta de la policía, recordando aquella película de López Vázquez en la que le decía al director del banco "A sus pies señor director general y a los pies de su distinguida esposa..." 

-A sus pies señor policía y a los pies de su distinguida esposa.

Menos mal que la cenita en el porche con una magnifica música y los miles de intentos de hacer unas fotos sin conseguirlo, a los enormes cangrejos que viven en el jardín nos hizo a los tres olvidar el incidente y el accidente.





Continuará...


domingo, 27 de septiembre de 2015

BOCAS DEL TORO

3. AVISTAMIENTO DE DELFINES, SNORKEL ALMUERZO Y BAÑO EN ISLA CAYO ZAPATILLA

Ya me rondaba por la cabeza, pero fue el domingo por la mañana cuando decidí que tenía que aprender a montar en bici. Mientras desayunábamos escuchando a Alejandro Sanz en el móvil, les dije a Pepe y a Marta

-Yo quiero que me enseñéis, ahora después, a montar en bici. Por lo menos lo voy a intentar. Hasta las nueve y media tenemos para ensayar.

El tour que habíamos concertado era a partir de las diez menos cuarto  así que teníamos tiempo.
Las bicis que nos proporcionaron son de paseo pero muy antiguas. No llevan frenos sino que hay que frenar dando media vuelta para atrás a los pedales.  Y grandes, muy grandes. Al principio Marta, me sujetaba por el portaequipajes y yo iba de un lado a otro perdiendo el equilibrio. En un momento ya estábamos con la ropa pegada al cuerpo, empapadas en sudor.
Había de tener bastante cuidado porque eran sobre las ocho de la mañana y ya bajaban y subían por la calle varias personas, niños, extranjeros y locales con sus bicis. Cuando me pudo soltar y después de varias pasadas pedaleando yo sola, calle arriba y calle abajo  les dije

- Ala, por ahora... no me atrevo a ir al pueblo pero luego, si ensayo un poco más...si que me atrevo.

Marta colocó un cojín en el portaequipajes de su bici y yo me coloque a horcajadas alli.   De esta guisa fuimos hasta la parte de atrás de la plaza del pueblo, Pepe en su bici y yo detras con Marta en la suya. Alguno, al pasar me levantó el pulgar y yo le devolví el mismo mensaje con mi pulgar.
La expresión "hora de reloj exacta" no se conoce en muchos lugares de Panamá y aquí se hace más evidente. Hubo que esperar "al capitán" de barco que estaba en el bar, esperar a otros pasajeros peruanos, ir a una isla cercana a llenar el tanque de combustible del barco, volver al sitio inicial a por los peruanos... para poder salir de excursión

-¡El autentico Caribe, mami! - repetía Marta

Como a las once la mañana salimos al avistamiento de delfines. El mar, entre las islas está calmado y entre unas y otras numerosos manglares son el refugio de pelícanos, buitres, garzas y otras aves.   Cerca de isla Bastimento las embarcaciones paran si los delfines están visibles. Vimos algunos saliendo y entrando en el agua pero nada espectacular. Lo chulo es cuando están juguetones y pasean junto a las embarcaciones saltando. No fue un día de esos.
 Pronto paramos otra vez en un lugar donde el agua llegaba a la cintura y fondo se veía claramente de transparente que es el agua. Hay un manto de algas y estrellas de mar.  Quien quiso se pudo bañar un ratito allí. Cerca estaba la cabaña-restaurante, rodeado de mar, donde reservamos la comida para las tres. Marta y Pepe "ordenaron" mariscos en salsa con menestra (nada de verdura, arroz y lentejas cocidas) y ensalada. Yo, filete de dorada, patacón (plátano macho frito que me encanta) y ensalada. Teniendo en cuenta que eran como las doce, ¿estarían nuestros platos listos para las tres, cuando volviéramos aquí?
"El capitán" nos llevó a un lugar cercano a hacer snorkel. ¡como me gustó!. Actinias y erizos son frecuentes. Un tapiz de algas cubre el fondo junto al arrecife coralino. Es el hogar de la casi inexistente tortuga carey.  No hay una gran diversidad e peces como en Coiba, en el pacifico, pero igualmente me encantó. Se me hizo muy corto.
Después de éste espectáculo "el capitán" nos llevó a isla Zapatilla para que disfrutáramos de dos horas de baños y sol antes de ir a comer. Solo debíamos tener cuidado de no tocar ni pisar  las zonas delimitadas con una cinta de color naranja que es donde están los huevos de la tortuga carey esperando eclosionar.
 Es una isla deshabitada con una larga playa de arena blanca-dorada de aguas turquesa y un gran bosque interior. ¡Un paraíso!
Desde aquí fuimos a comer y después antes de volver a isla colon pasamos por el lugar donde viven los osos perezosos de tres dedos. Estos viven en los arboles y solo bajan cada siete días a hacer sus necesidades en el mar. Son lentos, lentos en cambio nadan muchísimo siendo capaces de ir de isla en isla nadado. Vimos dos muy claramente porque estaban en arboles cerca del barco

Mis inicios...


un delfin

isla Zapatilla


Continuara...

viernes, 25 de septiembre de 2015

BOCAS DEL TORO

2. PLAYA DE LAS ESTRELLAS

Despues de ojear por el pueblo de isla Colon y comer en "nuestra" casa, nos pusimos los bañadores y preparada la bolsa de la playa nos dirigimos otra vez al pueblo, que estando a un paseo, se hacia eterrrrrno llegar, por esa calle hasta  a la plaza central caminando.  El dolar y poco de un taxi se pagó  con gusto. Y las bicis aparcadas porque yo no sabía montar (en ese momento).
Aquí de una forma o de otra se vive del turismo y cualquiera que tenga una barquilla se ofrece para llevarte a cualquier lugar de las islas. Nosotros esperamos a uno de los "busitos" que sin horario fijo pasan y paran en la plaza.
El tiempo en el Caribe no se mide, no tiene importancia...ya llegaría el busito.
Este, es una furgoneta convertida en autobús de transporte. Preparados para trece plazas se meten dieciocho, veinte o veintidós. Cobran según destino y hasta Bocas del Drago eran tres dólares por persona.

-¡El autentico Caribe, mami! - me dice Marta

Y así, cuando llegó el busito y gritó que iba para Bocas del Drago (a 10 minutos de Playa de las Estrellas) nos montamos. Íbamos diecisiete personas. Como era sábado y fiesta local ( la fiesta del mar. Como nuestro Corpus aquí, en Graná) muchas familias iban a pasar el día a la playa.
Un señor mayor que quiso llevarnos en barca decía

-¡En el busito se va a liar un arroz con mago, mami!

Traduccion:
- En el bus se van a meter tantas personas  y van a pasar tanta calor que  va ser como  guisar un arroz con mango, señora.

En el busito fuimos nosotros, varias señoras y niños y niñas por lo que no íbamos muy apretados. En movimiento entraba bastante aire  por las ventanillas.
En veinte minutos echando leches por el interior,  este busito llegó a Bocas del Drago, una zona de costa que tiene rocas y poca playa. Tiene varios chiringuitos para comer y hasta un hotel.  Como había que acordar la hora de recogida y la mayoría de éstas personas querían regresar a las seis y nosotros a las 5, el conductor dijo que en el busito de las cinco nos metería para regresar.

-¿Seguro que nos recoge a las cinco?¿ No se olvidará de nosotros?
-si, ¡tranquilo papi! me paga y yo le bajo

Le pagamos la vuelta y fuimos caminando hasta la playa  de las estrellas. El camino es muy bonito de hacer porque  hay tantas calitas como de ocho o nueve  metros de arena blanca y  en todas quisiéramos parar. Lo que no me gustó es que había bolsas de basura y algunas latas y botellas,  plásticos... que afean éste paisaje maravilloso.
En la larga playa había bastante bocatoreños pasando el día, con bafles enchufados a generadores de electricidad emitiendo músicas latinas   y acompañados de  grades neveras llenas de cerveza  para pasar el día. Hay también un chiringuito para comer y beber.
Aquí no había ni una, pero ni una  mujer en biquini o bañador. Aquí las jóvenes y no tan jóvenes se ponen el biquini o triquini y encima un pantalón corto o  un vestidito calado para bañarse.
Pasamos a toda esta gente y nos fuimos hacia el final de ésta playa que estaba más tranquila, solo con unos cuantos extranjeros. Debajo de una sombrilla de paja hincada en la arena dejamos nuestras cosas y nos metimos en el agua caliente, turquesa y cristalina  junto a las gigantescas estrellas de mar y a los peces. Una belleza de lugar.
A las cuatro y media ya estábamos a de vuelta en Bocas del Drago, un poco desconfiados de que el tipo del busito nos dejara allí. En las rocas frente al mar y con una pipa de coco riquísima esperamos hasta las cinco
Y efectivamente el tipo cumplió. Nos metió en el busito, a nosotros y a ¡veinte más! Los niños y niñas se apilaron unos encima de otros y así bajamos hasta el pueblito de Colon.  A la misma velocidad que vino, volvió. No frenó ni un poquito.
Tras una conversación que no entendimos  porque es muy difícil comprender la lengua del bocatoreño ya que mezcla ingles americano, español y luego lo reinventa. Pero comprendimos que pasaba cuando vimos sacar a una niñita por una de las ventanillas para que vomitara. Todo a gran velocidad por una carreterita  estrecha. Pero esto debe ser normal en el Caribe
Cuando llegamos a la casita hotel ya estaba Marta allí, esperándonos en la hamaca del porchecito. Ahora tocaba ducha, paseo por la feria , cena y copa

Continuará...










martes, 22 de septiembre de 2015

Pepe y la higuana.


Mercado del cebiche

plaza de Francia. Casco viejo

Gamboa

Gamboa
 Catedral

Boquete
playa de las Lajas

Natá
Playa de las Lajas

el dia de la llegada


La lluvia en panamá Cuatro gotas

Rio Chagres vertiendo sus aguas al canal

BOCAS DEL TORO



1. LA LLEGADA A BOCAS

El archipiélago bocas del toro está al norte, en el mar caribe. Del conjunto, las dos que están habitadas son isla Colon y Bastimentos. Sus playas son paradisiacas por sus arenas claras y sus aguas transparentes y celestes, salvajes…
La población de aquí son los negros afroantillanos y tres variedades de indigenas
Pepe y yo volamos hasta allí  el sábado por la mañana en avión y Marta llegó el sábado por la tarde. Como nos alojamos en isla colon, sus amigas la noche anterior,  bromearon con que tuviésemos cuidado de no coger el avión hasta la ciudad de Colon al norte de ciudad de Panamá. Y es que hemos tenido algunos despistes en la ciudad y nos hemos perdido varias veces
El turismo que viene aquí es muy especial.  Aquí vienen trotamundos, bobmarleis, sulferos  y hippies. Aquí el disfrute está en la naturaleza virgen. Aquí no hay hoteles de lujo en zonas privilegiadas de las costas. Aquí, los hoteles son humildes ubicados entre la vecindad. Nuestra cabaña hotel está alejada de la calle centro, como a 1km.
Nada más llegar al aeropuerto hay alguien que se ofrece para llevarte a tu alojamiento, para llevarte una isla, hacer un tour…no quieren que pienses,  ellos ya saben que obstáculos hay aquí y ellos están para solucionar lo que tú puedas necesitar.
De momento  un joven nos lleva  en un “busito”  (furgoneta adaptada como autobús) a unos italianos a su alojamiento y a nosotros al nuestro.
La dueña de esté residencial de 10 cabañas es Jenni. Con un ojo abierto y otro cerrado y con el pelo de recién levantada me recibió en recepción. Y es que llegamos allí sobre las siete y media de la mañana y aunque desde las seis el sol está en lo alto, esto es el caribe y aquí no hay prisa para nada. Me dijo que mi casita es la 1 y que tenemos tres bicicletas para usar. Sus dos niños pequeños no paran de pedirle cosas en holandés  y ella va alternando los dos idiomas para hablar con sus hijos y con migo a la vez
Las cabañas son una estructura de hormigón elevada del suelo y las paredes, tabiques y ventanas son de madera. Están rodeadas  de vegetación natural hasta la altura del tejado  proporcionando intimidad entre cabaña y cabaña.
 Son  muy bonitas  por dentro y por fuera, hippies en su decoración. Tiene varios ventiladores de techo,  además uno de suelo, portátil. Abrimos las ventanas que tienen mosquiteras y los ponemos todos para que corra aire.  Las camas también tienen una mosquitera así que ya sabemos cómo nos iremos de aquí. Los geckos corretean con parsimonia por las paredes de madera. Hay que convivir con ellos y con su comida que anda por los rincones.
Después de dejar nuestras cosas, fuimos a la bodega para ver nuestras bicis y ya me hubiera gustado saber montar porque aquí todos iban en bici. Jóvenes y niños, mamás con las compras, turistas, señoras mayores… y yo sin saber montar.
Pensamos  ir andando, porque está cerca la calle central pero a mitad de camino y a las nueve de la mañana el sol achicharraba. El sol del caribe.
Cogimos un taxi para unos minuto después dejarlo pero ese dólar y medio valia la pena pagarlo.
En la calle central hay comercio de artesanías, empresas para hacer excursiones  o de watertaxi que transporta de unas islas a otras o de unas playas a otras, puestos de comida, puestos de frutas…, restaurantes, bares,  tiendas sulferas, artesanos del mundo que trabajan la plata y otros metales y hacen bonitas joyas.  Me encantó una tienda de ropa bohochic.  Compré una tela pintada en un puesto por veinte dólares y apalabramos una excursión para el día siguiente.
Volvimos a nuestra cabaña y mientras nos preparamos un segundo desayuno o almuerzo (eran las once de la mañana más o menos) ideamos  una programación de lo que haríamos hasta el lunes que nos marchásemos
Sábado: nosotros dos iríamos en busito hasta playa bocas del drago y desde allí caminaríamos hasta la playa de las estrellas. Regresaríamos más o menos para las cinco que llegaba Marta y ya con ella visitaríamos el pueblito otra vez y cenaríamos por ahí
Domingo: El tour apalabrado que consistía y avistamiento de delfines, snorkel, baño en playa de isla cayo zapatilla y avistamiento de monos perezosos.
Lunes: watertaxi hasta isla carenero y baño allí. Almuerzo  y regreso para coger el avión de vuelta a ciudad de panamá a las cinco

Continuara…

FUERTE DE SAN LORENZO




A partir de que  Colon descubriera en el mar Caribe la desembocadura de un rio que llamo Chagres (o rio de los lagartos) se inició una nueva vía de traslado de riquezas que venían de Perú, hasta la antigua ciudad de Panamá. Hoy las ruinas de Panamá la vieja.
Se fundó el pueblo de Chagres a sus orillas, pero hoy  está desaparecido excepto la fortaleza llamada San Lorenzo. Construido en lo alto de un arrecife se divisa la entrada al rio.  El pirata Joseph Bradley bajo el mando de  Henry Morgan atacó el fuerte por tierra como primera medida para  llegar  a Panama la vieja  y saquearla.
El fuerte son sus ruinas en un lugar de inmejorable belleza y calma.
En los tiempos en que el canal era controlado por los americanos se construyó una zona militar, el Fuerte Sherman, en el que los militares contaban con todo lo necesario para no tener que acercarse a Panamá para nada. Hay que atravesarlo para llegar a San Lorenzo. Hoy está completamente deshabitado y en ruinas, casi invadido por la vegetación. Solo sigue funcionando el puerto que hoy es deportivo y tiene un restaurante para comer.
Cuando llegamos  a San Lorenzo, no había nadie visitándolo y creo que cinco buitres que estaban volando en círculo, como de costumbre en lo alto del cielo, se frotaron las alas pensando que ya estábamos casi moribundos porque se acercaron sobrevolándonos a escasos metros.  Al poco llegó una  familia y después unos fotógrafos que empezaron un reportaje con una muchacha.  Ya no bajaron tanto su vuelo los buitres.
Si no fuera por el calor el lugar invita a la contemplación del mar a echar un día de campo entre sus enormes árboles que proporcionan grandes sombras… pero aquí nada de eso es posible.
 A la vuelta paramos a picar algo en su puerto deportivo. Yo tomé un liado de pollo y una cerveza. Ese liado de pollo es una torta de trigo con lechuga, tomate y tiras de pollo asado con una salsita riquísima. Esto lo tengo que hacer en Granada aunque la salsita no la consiga igual. Nos atendió una dulce muchacha que nos pidió dulcemente “permisito” para limpiarnos la mesa y al preguntarle por las ruinas de Portobelo me indicó también muy dulcemente que estaban “antesito” al pueblo.
Un señor en la mesa de al lado que  debió escucharnos inició una una conversación  parecida a  la siguiente en esencia
Señor:          buenas, andan de paso?
Nosotros: si, nos hemos acercado hasta el fuerte de san Lorenzo y ahora vamos para Portobello.
Señor:         Ah yo no conozco Portobelo, dicen que es bonito.
Señor:       ¿cuál es su barco?
Nosotros:         No tenemos barco, vamos en coche…en carro
Señor:             ¿Como?... Yo pensé que tenían barco…aquí todos los que estamos tenemos barco.
Nosotros. (Yo, copiando a Alberti): Nosotros somos marineros en tierra
Señor:           Pues yo cuando me jubilé me compre el barco. Ha sido estupendo.  He estado en                                       Perú, Miami, ahora aquí poniéndolo a punto para marchar a navegar. ¿Y son de Panamá?
Nosotros:   No, somos de España…estamos visitando a nuestra hija que vive en ciudad de panamá y mientras ella trabaja hacemos turismo… por tierra
Señor:          ah, muy bien pues. Que su estancia sea buena por acá
 Nosotros:   Gracias  que usted tenga buenas travesías
Pepe empezó a hacer cálculos  del tiempo en que íbamos a echar para llegar a las ruinas de Portobelo y de parar por alguna playa a bañarnos. Ya le entró el agobió de que no quería conducir de noche así que con tranquilidad y con luz llegamos a Panamá antes de las seis.
 Ciudad del saber es una fundación en zona de más de 200 edificios de lo que fue otra de las bases militares americanas en Panamá. La base militar de Clayton.  La fundación   dedicada al desarrollo empresarial, cultural, científico, humano y sostenible. Hay toda una serie de conciertos de nivel internacional, de carácter gratuito.  A las nueve disfrutamos de un magnifico concierto de Jazz mientras Marta nos esperaba con el grupo de españoles que todos los jueves se juntan para cenar o tomar algo. En este caso era en la casa de Edu. Sus padres también estaban de visita.
Cenamos vino español, embutidos y carne en la barbacoa. Un grupo muy divertido del que faltaba gente porque algunos ya regresaron a España o porque no pudieron asistir. Hablamos de mosquitos, del calor, de los sitios bonitos y de lo no bonito de Panamá. Una agradable velada.
Gracias por acogernos

Continuará…