En el año 26 a. C. el Emperador Augusto ataca Cantabria por tres vías: la del Pisuerga, el Carrión y Cea-Esla. En el año 19 a. C. concluye la conquista con la derrota de Cántabros y Astures. Parece ser que el rio Esla constituía la frontera que separaba a ambos pueblos. En la margen izquierda estaría el territorio Cántabro y en la margen derecha estaría el territorio Astur. Junto a las legiones van otro ejército formado por ingenieros, albañiles, canteros y esclavos que se encargaran de la construcción de puentes y caminos que faciliten las cosas al mejor ejército de su tiempo.
El miércoles día 11 amaneció sin lluvia así que decidimos hacer una caminata. Aquí hay bastantes rutas para caminar por el monte pero ésta ruta, la de la calzada romana, es llana la mayor parte (excepto en un pequeño tramo) y no es muy larga tampoco.
La calzada llega hasta Asturias, pero este tramo está señalizado como ruta senderista que va desde Valdoré hasta Las Salas. Puede hacerse en ambos sentidos y tiene salidas en Villayandre y en Crémenes que están en medio. Nosotros de hecho iniciamos en Crémenes.
Tomamos dirección hacia Valdoré. Es un paseo muy agradable junto al rio la mayor parte del tiempo, caminando de forma tranquila por el empedrado a veces cubierto de tierra y hierba. Vamos recogiendo y comiendo moras de los zarzales que hay por la orilla del caudaloso rio que por cierto, tiene en algunos tramos una fuerte corriente. A la izquierda vamos dejando praderas en las que se ven caballos percherones, rubios y robustos, y también algunas vacas pastando.
Nos cruzamos con más de un senderista y es que la montaña leonesa tiene un paisaje muy bonito que invita a salir a descubrirlo.
Pronto empieza la subida, suave, hasta llegar a la Entrecisa o el corte en la roca desde donde se puede apreciar un murallón rocoso y el tipo de construcción de las calzadas romanas con grandes lajas y muros que soportaban las calzadas romanas. También se aprecia la vega de Crémenes y las peñas llamadas las Pintas. Hay una señalización que explica cómo hacían los romanos los cortes en las rocas para poder atravesarlas. Es lo que se llama entrecisa o paso entre roca. Estos sometian la roca al fuego durante días y luego arrojaban agua y aceto para que estallara. ¡La dinamita romana!
Aquí descansamos un poco y decidimos dar la vuelta para llegar hasta la ermita de Pereda ya muy cerca de Argovejo. Es una construcción del siglo XX que quiere imitar a la construcción típica medieval de la zona. Rodeada de robles y fresnos es un lugar para el descanso y beber agua de la fuente cercana.
Después de esta excursión y antes de regresar a Corniero hicimos una parada en El Huelde de Crémenes, un hotel rural en el que el domingo por la mañana Carlos y Laura nos llevaron a tomar el desayuno de la zona: patatas fritas con huevo y jamón frito. Tostadas de pan de pueblo con jamón y un café con leche.
Tampoco aquí tienen Bordon, así que me tomé una cervecita con tapa de panceta frita. De este bar no digo nada más y lo digo todo.
